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16 de octubre de 2009

Crítica: Book of Blood Los Muertos tienen poco que contar

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FICHA TÉCNICA

T. ORIGINAL: Book of Blood
AÑO: 2008
NACIONALIDAD: Gran Bretaña
DIRECTOR: John Harrison
GUIÓN: John Harrison, Darin Silverman
MUSICA: Guy Farley
REPARTO: Jonas Armstrong, Sophie Ward, Clive Russell, Paul Blair, Romana Abercromby, Simon Bamford, Doug Bradley, Gowan Calder, Graham Colquhoun, Marcus McLeod
PRODUCTORA: Matador Pictures / Midnight Picture Show / Plum Films / Entertainment Motion Pictures (E-MOTION) / Scottish Screen / Cinema One / Motion Investment Group / Regent Capital
GENERO: Terror. Thriller. Intriga



ARGUMENTO


“Los muertos tienen autopistas con intersecciones que se vuelcan en nuestro mundo. Si te encuentras en una de ellas tendrás que pararte a escuchar. Los muertos tienen mucho que contar”. Así empieza a narrar el maltrecho Simon su experiencia en la casa Tolling, edificio maldito al que llegó para colaborar en la investigación que estaba llevando a cabo una escritora experta en temas paranormales. Hilando con aguja fina dos relatos de ‘Libros sangrientos’, John Harrison se adentra con paso firme en el universo extremo de Clive Barker recreando una atmósfera de puro terror en la que se agolpan realidades perversas, sueños húmedos y escalofriantes visiones.


TRAILER


CRÍTICA



"Él era un Libro de Sangre y ella su única traductora"
Los Muertos Tienen Autopistas. Libros de Sangre.

Como ya adelantamos en nuestro especial sobre Barker y sus Libros de Sangre, el universo malsano, quitinoso y sensual/sexual del autor no ha gozado de demasiada buena fortuna en su adaptación al medio audiovisual, incluso me atrevería a decir que las mejores interpretaciones en pantalla han salido, precisamente, de la batuta de su padre y creador (lease Hellraiser y Razas de Noche). Me gustaría poder decir que es una excepción, aunque lamentáblemente nos hallamos ante otro título que pasará a engrosar otra de las interpretaciones telefílmicas y anodinas a los que nos tienen acostumbrados.

Fusión de dos relatos cortos (realmente el segundo no es más que un añadido a la sexta entrega de los Libros Sangrientos que ni tan siquiera fue incluido por la editorial Martínez Roca en su publicación al castellano, no así en el caso de la edición de La Factoría de Ideas) vertebrados en torno a la figura del falso médium protagonista de la historia, Sam McNeal (Jonas Armstrong), secretamente enamorado de la doctora que lo incorpora a la investigación sobre unos extraños fenómenos que acontecen en una antigua vivienda de nefasta leyenda. Los derroteros de la acción oscilan en todo momento entre lo tedioso (ninguna novedad en lo que respecta al manido argumento de la haunted house) y lo aburrido, ni tan siquiera salvado por el tórrido romance de la parapsicóloga (una estimulante Sophie Ward de seductora mirada a lo Fiorentino que resulta ser lo más interesante de la película), inexistente añadido a las líneas originales de Barker, que podría haber dado mucho más juego si, llevado al extremo, se hubiese conformado en un triángulo amoroso tal y como, tímidamente, apunta el director durante el transcurso de anodina cinta. Demasiado limpio, demasiado puro, en total contraposición a lo que suele transitar y agazaparse en los oscuros recovecos de la mente del de Liverpool.


Cierto es que el material con el que cuenta el realizador en todo momento es, a primera vista, insuficiente para conformar un largo (hablamos de poco más de 14 páginas de texto), quizás haber optado por un formato más cómodo como el capitular (integrante de una miniserie) hubiese sido mucho más acertado, incluso las insalubres imágenes que evoca el escritor inglés en sus páginas se desaprovechan en su plasmación gráfica (las constantemente mencionadas "autopistas" de las almas condenadas, cgi de bajo presupuesto que no termina de convencer, reitero, demasiado limpio, demasiado formal y aséptico para cualquier aficionado a la literatura del autor; el erotismo añadido de nuevo se presenta como algo extremadamente "blanco", no entendemos si por mantener esa cierta flema británica o por exigencias de la clasificación para el público).



Este Libro de Sangre es por tanto otro intento bienintencionado pero malogrado por la poca valentía (o presupuesto, que es a veces primordial) del director al no haber ahondado o explorado más en lo escabroso y enfermo de unas autopistas en las que sí, pueden circular una legión de huestes fantasmales que de seguro harían las delicias de Iker Jiménez y su recua de adeptos dándoles horas de parafonías y fenómenos anexos, pero que como historia funciona a duras penas más allá de hora y media de metraje que, en la sobremesa de un sábado lluvioso y degustando un café convenientemente templado para la ocasión, resultaría idóneo. Eso sí, cargando convenientemente el humeante y oscuro elemento para dar algo de fuerza a la jornada, porque esperar estímulo del filme es un gran ejercicio de fe.


Este "directo a dvd" tuvo una dura competidora esa noche: la estupenda, en mayúsculas, Dread, que con menos recursos y apoyada en unas notables interpretaciones de sus jóvenes protagonistas, consigue todo el malestar y el terror que ni tan siquiera Book llega a rozar con sus insípidas artes. Y es que hasta los Muertos tienen un mal día...

Pedro García

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