FICHA TÉCNICA
T. ORIGINAL: Yi Ngoi
AÑO: 2009
NACIONALIDAD: Hong Kong
DIRECTOR: Pou-Soi Cheang
GUIÓN: Kam-Yuen Szeto, Lik-Kei Tang
MUSICA: Xavier Jamaux
REPARTO: Louis Koo, Richie Ren, Shui-Fan Fung, Michelle Ye, Suet Lam, Monica Mok
PRODUCTORA: Media Asia Films
GENERO: Terror. Thriller
WEB OFICIAL:
ARGUMENTO
Cuenta la historia de un coreógrafo de escenas de acción que es también un asesino profesional que acaba con sus víctimas mediante accidentes perfectamente preparados que parecen producto de la mala suerte para así engañar a la policía. Después de que una misión salga mal y produzca la muerte de uno de sus ayudantes, sospechará de que todo esta preparado y que hay alguien que esta tratando de acabar con él y su equipo.
TRAILER
CRÍTICA
Pou-Soi Cheang tiene en su filmografía al menos dos películas que personalmente recomiendo desde la cautela: Love Battlefield y Dog Bite Dog, dos thrillers bastante sugerentes e interesantes como para seguirle la pista durante mucho tiempo, siempre que no meta la pata con alguna de sus películas.
Y hemos aquí, que casualidades de la vida, su última película presentada en Sitges mete la pata hasta el fondo.
El punto de partida es ciertamente interesante, un grupo de asesinos mata a sus victimas haciendo que todo parezca un accidente. Compuesto el grupo por cuatro personas, de las que no conocemos sus nombres reales, sino sus apodos, se dedican a construir las escenas del crimen con pulcra meticulosidad en lo que parece una versión made in Hong Kong de Destino Final, cambiando la muerte como enemigo natural de las victimas por un grupo de estudiosos del crimen que nunca dejan nada al azar pero que hacen que todo haya sido fruto de una serie de curiosas coincidencias.
Hasta aquí ninguna pega, una idea atractiva que el realizador va resolviendo con solvencia y que entretiene lo suficiente como para no dejar de lado el hilo de la historia a las primeras de cambio. Unos actores competentes, especialmente esa versión asiática de Morgan Freeman a excepción del señor cara de palo Louis Koo, que viene a ser una especie de Mark Wahlberg asiático (me imagino un remake con el americano de protagonista).
Las secuencias de las muertes están desarrolladas con originalidad y estilo y narradas con buen pulso por parte del director. Y hasta aquí llega cualquier atisbo de interés de la película, porque todo se viene abajo como un castillo de naipes en lo que debería ser el verdadero leit motiv de la película.
En uno de sus asesinatos, un miembro del grupo muere y todo sale mal, y el personaje interpretado por Koo cree que no fue un accidente sino un hecho premeditado. Tiene la sensación de que alguien ha intentado asesinarles con sus mismas armas.
Fantástico, no esta mal el giro argumental, es realmente bueno y te deja pegado a la butaca, pero lamentablemente es este el punto donde empieza a decaer la historia hasta niveles imposibles.
Y es que Cheang, no sabe trabajar el jugoso material que se le presenta, y la locura y paranoia del personaje principal, su obsesión por descubrir al asesino no está bien desarrollada, quedándose en un aséptico viaje por la superficie cuando lo suyo es que hubiera explorado de manera más profunda y dura la odisea esquizoide ante la que se presenta el protagonista. Un juego tan mal llevado y desarrollado, tan carente de elementos perturbadores y tan frio en su planteamiento, que destroza los grandes hallazgos contextuales que nos ha presentado durante la primera hora, y que derivan en un final previsible, aceptable dentro del juego del gato y el ratón que nos ha ido ofreciendo, pero que cojea considerablemente ante la imposibilidad de economizar con eficiencia sus recursos intertextuales, porque el realizador, saber sabe dirigir, pero no sabe desarrollar el climax de la obra, una obra que si no hubiera sido por su incapacidad para llevarnos como dios manda al infierno del subconsciente, hubiera sido bastante mas redonda y satisfactoria.
Cierto es que eso no la hubiera salvado de ser una película simplemente correcta con sus buenos momentos, pero hubiera sido mejor que el material con el que finalmente nos encontramos y que acaba con las posibilidades de una película que prometía muchísimo con su inicio pero que se hunde a medida que se desarrolla ese giro argumental mencionado. Una pena, podría haber sido mejor.
Y hemos aquí, que casualidades de la vida, su última película presentada en Sitges mete la pata hasta el fondo.
El punto de partida es ciertamente interesante, un grupo de asesinos mata a sus victimas haciendo que todo parezca un accidente. Compuesto el grupo por cuatro personas, de las que no conocemos sus nombres reales, sino sus apodos, se dedican a construir las escenas del crimen con pulcra meticulosidad en lo que parece una versión made in Hong Kong de Destino Final, cambiando la muerte como enemigo natural de las victimas por un grupo de estudiosos del crimen que nunca dejan nada al azar pero que hacen que todo haya sido fruto de una serie de curiosas coincidencias.
Hasta aquí ninguna pega, una idea atractiva que el realizador va resolviendo con solvencia y que entretiene lo suficiente como para no dejar de lado el hilo de la historia a las primeras de cambio. Unos actores competentes, especialmente esa versión asiática de Morgan Freeman a excepción del señor cara de palo Louis Koo, que viene a ser una especie de Mark Wahlberg asiático (me imagino un remake con el americano de protagonista).
Las secuencias de las muertes están desarrolladas con originalidad y estilo y narradas con buen pulso por parte del director. Y hasta aquí llega cualquier atisbo de interés de la película, porque todo se viene abajo como un castillo de naipes en lo que debería ser el verdadero leit motiv de la película.
En uno de sus asesinatos, un miembro del grupo muere y todo sale mal, y el personaje interpretado por Koo cree que no fue un accidente sino un hecho premeditado. Tiene la sensación de que alguien ha intentado asesinarles con sus mismas armas.
Fantástico, no esta mal el giro argumental, es realmente bueno y te deja pegado a la butaca, pero lamentablemente es este el punto donde empieza a decaer la historia hasta niveles imposibles.
Y es que Cheang, no sabe trabajar el jugoso material que se le presenta, y la locura y paranoia del personaje principal, su obsesión por descubrir al asesino no está bien desarrollada, quedándose en un aséptico viaje por la superficie cuando lo suyo es que hubiera explorado de manera más profunda y dura la odisea esquizoide ante la que se presenta el protagonista. Un juego tan mal llevado y desarrollado, tan carente de elementos perturbadores y tan frio en su planteamiento, que destroza los grandes hallazgos contextuales que nos ha presentado durante la primera hora, y que derivan en un final previsible, aceptable dentro del juego del gato y el ratón que nos ha ido ofreciendo, pero que cojea considerablemente ante la imposibilidad de economizar con eficiencia sus recursos intertextuales, porque el realizador, saber sabe dirigir, pero no sabe desarrollar el climax de la obra, una obra que si no hubiera sido por su incapacidad para llevarnos como dios manda al infierno del subconsciente, hubiera sido bastante mas redonda y satisfactoria.
Cierto es que eso no la hubiera salvado de ser una película simplemente correcta con sus buenos momentos, pero hubiera sido mejor que el material con el que finalmente nos encontramos y que acaba con las posibilidades de una película que prometía muchísimo con su inicio pero que se hunde a medida que se desarrolla ese giro argumental mencionado. Una pena, podría haber sido mejor.
Javier Moreno
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