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22 de octubre de 2009

Crítica: Sorority Row El Asesino de la Hermandad

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FICHA TÉCNICA

T. ORIGINAL: Sorority Row
AÑO: 2009
NACIONALIDAD: EEUU
DIRECTOR: Stewart Hendler
GUIÓN: Josh Stolberg, Pete Goldfinger (Remake: Mark Rosman)
MUSICA: Lucian Piane
REPARTO: Briana Evigan, Rumer Willis, Carrie Fisher, Jamie Chung, Julian Morris, Leah Pipes, Margo Harshman, Audrina Patridge
PRODUCTORA: Summit Entertainment
GENERO: Terror. Slasher
WEB OFICIAL: thetapi-ordie.com



ARGUMENTO


Remake de la cinta de terror de 1983 titulada 7 Mujeres Atrapadas ("The House on Sorority Row"). La película se centra en un grupo de chicas de una hermandad que intentan ocultar la muerte accidental de una amiga de la hermandad. Ocho meses después, las chicas parecen haber olvidado el suceso y se preparan para su fiesta de graduación. Sin embargo, alguien comienza a mandarles imágenes del día en que enterraron a su compañera y son entonces perseguidas por un asesino en serie.


TRAILER


CRÍTICA


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Todo es cíclico: tendencias musicales, moda, estilos literarios, incluso alternancias políticas... Un fenómeno de masas como el séptimo arte no es ajeno a este tipo de rotación, si bien es cierto que el reciclaje actual en casi la totalidad de las ocasiones obedece a una conjunción de falta de creatividad y obtención réditos sin complicaciones en la taquilla del primer fin de semana, fecha de caducidad del hit del momento en cuestión, desgraciadamente para muchos de nosotros.

Sorority Row se guía por los anteriormente citados parámetros para ofrecernos un estándar que se repite hasta la saciedad: rostros bonitos, cuerpos de escándalo, asesino en serie vengativo empeñado en hacer picadillo a los mencionados agraciados rostros y giro final "inesperado", para que se van a herniar gestando un guión original si con lo de siempre lo tienen ya todo hecho. Y no, no busquéis ningún tipo de originalidad en esta historia donde unas amigas y compañeras de fraternidad, al gastar una pesada broma se ven envueltas en el asesinato accidental de una de ellas, con el subsiguiente juego de "vamos a esconder el cadáver, somos jóvenes, guapas y mega-guays y un cadáver no pega con el color de los zapatos, osea". La menos descerebrada de ellas (que tampoco es decir mucho), aunque reticente, guarda silencio por el absurdo juramento de fidelidad de la hermandad, para años después comenzar a arrepentirse al comprobar, oh casualidades del celuloide de género, que las implicadas van cayendo como moscas quizás a manos de la supuesta fallecida (he ahí el misterio que ni Iker Jiménez se molestaría en resolver).



Tras todo ese alarde de genialidad un final a la altura de las circunstancias: giro argumental mil veces visto y descubrimiento del autor de todo el desaguisado (seguro que ni os lo esperábais). Bien podrían haber cambiado el título por el de "Cansado Estoy de Saber lo que Hiciste el Último Verano" si alguna de las glándulas mamarias (convenientemente cubiertas, no estamos en los 80, señores) que se pasean por la película hubiese sido de la últimamente desmejorada Jennifer Love-Hewitt, aunque las féminas que circulan soltando algún grito que otro y sufriendo los más horrendos castigos (achicharramientos, degolladuras varias y violentas felaciones botelliles) se las apañan suficientemente bien sin su ayuda ni la del gemelo pescador de aquel verano, aquí sustituido por una enigmática figura encapuchada armada con el aderezo customizado pertinente, en esta ocasión una llave de cruz (sí, de las de aflojar las tuercas cuando cambias la rueda del coche, instrumento asesino de la desdichada hermana del inicio de la historia) dotada de afiladas terminaciones para la ocasión homicida (los garfios se conoce que están un poco obsoletos en el siglo XXI), envidia de shurikens de asiáticos enloquecidos con uniforme ninja, ahí es nada. Pero eso no es todo: nuestro homicida es también adicto al teléfono móvil y avisa antes de actuar (y es que no hay nada peor que un psicópata con tarifa plana).



Y es que a pesar de su inspiración ochentera, puesto que la víctima del expolio es en esta ocasión 7 mujeres atrapadas (The House on Sorority Row, Mark Rossman, 1983), slasher de bajo presupuesto que comparte el nexo de la Hermandad, la broma y el asesinato, pero que transcurre por unos derroteros bastante más interesantes y enigmáticos manteniendo el suspense de manera más efectiva que la tediosa cinta actual, reitero, a pesar de esa inspiración el espíritu del Kevin Williamson de Scream, sus secuelas y de otra saga guionizada inicialmente por él, la citada de "El Último Verano" se encuentra planeando en todo momento sobre nuestras cabezas, con bastante menos gracia, eso sí, sobre nuestras aborregadas testas por tanto producto en serie made in USA, engrosando las filas de exitazos del estilo San Valentín Sangriento, que al menos presentaba como novedoso el nuevo formato tridimensional, sin aportar mucho más, la verdad. Y no es que el subgénero del slasher destaque por su notable originalidad, para nada, pero de ahí a vendernos otro producto repetitivo, tedioso y reciclado va bastante, y es justamente de lo que Sorority es buen ejemplo...



Resumiendo: si queréis pasar un rato entretenido y sin demasiadas complicaciones... que demonios, hay bastantes cosas mejores que hacer y de seguro mucho más gratificantes. así que... hacedlas. Una vez descartadas esas opciones y si aún os apetece pasar unos cien minutos de intranscendencia, bienvenidos a Sorority Row. Igual Carrie Fisher os recibe con un escopetazo, quién sabe...



Pedro García

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