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29 de octubre de 2009

Crítica: DreadEl juego del Terror

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FICHA TÉCNICA

T. ORIGINAL: Dread
AÑO: 2009
NACIONALIDAD: Gran Bretaña
DIRECTOR: Anthony DiBlasi
GUIÓN: Anthony DiBlasi (Historia corta: Clive Barker)
MUSICA: Theo Green
REPARTO: Jackson Rathbone, Shaun Evans, Hanne Steen, Laura Donnelly, Jonathan Readwin, Vivian Gray
PRODUCTORA: Matador Pictures / Midnight Picture Show / Seraphim Films / Cinema Three / Entertainment Motion Pictures (E-MOTION) / Regent Capital / Motion Investment Group
GENERO: Terror. WEB OFICIAL: www.matadorpictures.com/completed_dread.html




ARGUMENTO


Otra de las adaptaciones de los 'Libros de sangre' escritos por Clive Barker, que cuenta la terrorífica historia de un estudiante de filosofía obsesionado con sus propias pesadillas, que está llevando a cabo una serie de experimentos en la gente, para observar sus reacciones a lo que teme la mayoría. Pero pronto descubre que estos experimentos le conducirán otra vez a sus peores pesadillas.



TRAILER


CRÍTICA




Anthony DiBlasi, productor de varias adaptaciones de los Libros de Sangre (en concreto El Vagón de la Muerte y Book of Blood) se atreve en esta ocasión, además, a implicarse en labores de dirección, y no saliendo para nada mal parado.

Porque si bien es cierto que su revisión de la historia de Barker no se ciñe de manera fidedigna a la misma, bien es cierto que la esencia del relato está contenida y delimitada en la interpretación realizada por su director, incluso yendo más allá que lo hiciese el escritor originalmente en una cinta que explora los rincones más oscuros del alma humana.



Dos estudiantes de filosofía intentan a través de su tesis ahondar en los mecanismos del miedo, por lo que comienza a realizar una serie de entrevistas en video donde cada individuo deja constancia de sus temores más profundos e inexplicables. Pero para uno de ellos el trabajo no es suficientemente bueno, no refleja la esencia del terror, terror que conoce muy bien ya que experiementa cada vez con más frecuencia pesadillas que tienen su origen en un terrible suceso de su pasado. Es entonces cuando decide terminar el estudio por su cuenta a través de medios menos ortodoxos y más oscuros y expeditivos...

Tremendo el trabajo de los principales protagonistas del film, con especial mención no para el reconocido Jackson Rathbone (Eclipse), sino más bien para su compañero Shaun Evans, que construye un retrato obsesivo, degenerado y vicioso en todo momento creíble, un ser amoral que concentrado en su único objetivo, fruto de su enfermedad degenerativa, hace válida la expresión "el fin justifica los medios", incluso la crueldad más intolerable esta justificada siempre que obedezca a la consecución de su fin.


Y es el planteamiento y la ejecución de la trama simple, pero por ello incluso más efectiva, dejando a un lado efectismos hemoglobínicos (salvo un par de golpes de efecto inevitables), concentrándose únicamente en el plano psicológico y las relaciones entre los personajes, cada uno con un secreto vergonzoso que esconder, cada uno con un miedo oculto que le atenaza en soledad. Y es que a todos en cualquier momento de nuestra existencia nos ha atemorizado algo, más en los tiempos que corren en los que los terrores más insospechados acechan en cada esquina, miedos que si por alguna razón nos son desconocidos ya se encargarán los medios de grabarlos en nuestro subconsciente; miedos cercanos, demasiado humanos, miedos que hacen que instantáneamente empaticemos con sus filias y sus fobias, con su sufrimiento. En ese planteamiento es donde DiBlasi se gana a su audiencia, repito, gracias a un más que correcto, brillante en momentos, trabajo interpretativo de su joven elenco y dos escenas, dos momentos cumbre, dos terribles instantáneas de la enfermiza depravación obsesiva del método científico empleado a la sazón: el experimento vegetariano y la denigración del individuo por sus defectos físicos, esto último por desgracia demasiado cercano para muchos desde que el mundo es mundo, cada vez más deshumanizado, por cierto... Y esa deshumanización queda reflejada en las acciones del falso filósofo del terror, de un Mesias con ínfulas de Mengele, investigador humanista con ansias de divinidad.

A eso juega Dread, a la búsqueda del lado más perverso y oscuro del ser humano, un juego extremadamente peligroso y mortal, que nos plantea una pregunta: ¿estamos preparados para enfrentarnos al conocimiento de según que cuestiones? La respuesta... en cada uno de nosotros.




Pedro García

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1 comentarios:

The Lost View dijo...

Una de las mejores películas mostradas en Sitges.