FICHA TÉCNICA
T. ORIGINAL: Amer
AÑO: 2009
NACIONALIDAD: Bélgica
DIRECTOR: Hélène Cattet, Bruno Forzana
GUIÓN: Hélène Cattet, Bruno Forzana
MUSICA: --
REPARTO: Marie Bos, Bianca Maria D'Amato, Cassandra Forêt, Charlotte Eugène Guibeaud
PRODUCTORA: Anonymes Films
GENERO: Thriller
WEB OFICIAL:
ARGUMENTO
Hecha de fragmentos y sin diálogos, Amer penetra en la vida de una niña que es observada por el ojo de una cerradura. Film experimental y de impecable factura que avanza a golpe de sensaciones, siempre filmadas a flor de piel.
TRAILER
CRÍTICA
Sería injusto no reseñar las sensaciones que esta modesta y experimental producción belga produjo durante el festival de Sitges, donde el público, hizo sangre con ella y la criticó con dureza mediante constantes chistes a lo largo de la proyección que se llevaron más de una ovación y que acabó en pitada al finalizar la obra.
Es imperativo reseñar esto porque demuestra a las claras lo que es Amer. Sin embargo sería muy fácil para servidor, limitarme a enumerar las gracietas que se hicieron durante los 90 minutos para acabar concluyendo que la película es una aberración sin sentido.
¿Qué sucede?, que prefiero analizarla desde la distancia, sin caer en el fanatismo fácil que me llevaría a calificar esto, como un excremento parido por parte de dos individuos con ínfulas de pretenciosidad vacía.
Es una lástima el devenir de la historia, porque si todo se hubiera quedado en un cortometraje de 30 minutos que abarcasen precisamente los 30 primeros minutos, estaríamos hablando de una obra tan arrebatadora como fascinante, que embarga como pocas obras pueden hacerlo y que se clavan en la memoria. Sin embargo tras 30 minutos de puro delirio existencialista que habla de la muerte con una enorme belleza, la película cae en… en un hediondo pozo de sinsentidos cuyo fin último no queda del todo claro. Una lástima.
A uno le gustaría tener a los directores cara a cara para preguntarles… ¿Qué es esta broma de mal gusto?, sin embargo no hubo posibilidad, y debemos conformarnos en intentar analizar el contenido de esta obra que desafía al espectador y le reta a ser más tonto de lo que es.
Indagando en las profundidades de ese maremágnum de caos anarquista y elitista, descubrimos que quizás la película sea una parábola acerca de la relación entre Eros y Thanatos, al presentar durante su primer tramo, la muerte de un ser querido por la protagonista que enlaza directamente con el descubrimiento de su sexualidad en su etapa adolescente, y que es mostrado mediante estratagemas visuales poco definidas, que uno podría interpretar como orgasmos púberes de una chica que siente la necesidad imperiosa de hacer el amor, casi ninfomaníaca podríamos decir.
El problema es que al no estar bien definida esa barrera, y al ser una interpretación tan libre, no queda clara esa supuesta intencionalidad, y es que para relacionar amor y muerte, no hacen falta pajas mentales lynchianas, más propias de Eraserhead, película tan fascinante como incomprensible, teniendo ahí ejemplos tan brillantes como las enfermizas Nekromantik de Jörg Buttgereit , Aftermath de Nacho Cerdá, o la majestuosa y brillante The Fountain de Darren Aronofsky, donde ejemplifican sin ningún atisbo de duda, como demostrar que efectivamente, sexo y muerte van de la mano en la vida, incorporando elementos reflexivos, dando argumentos para pensar al espectador pero sin convertir el tema en una ensalada podrida y agria que no hay quien digiera.
Porque salta a la vista, que una película compleja, no tiene porque ser pedante, ni tratar al espectador como un retrasado, existen muchos ejemplos, las citadas anteriormente, Mr. Nobody (de la que os ofreceremos la crítica en próximos días), Primer… Y es que ahí falla Amer, en no saber dibujar correctamente lo que sea que quisieran perfilar. Con lo cual nos encontramos con una película que comienza estupendamente en el minuto 1, y que exaspera a medida que avanza, hasta alcanzar el tedio y la sensación de que nos están tomando el pelo, para alcanzar el minuto 90 y llegar a la conclusión de que los directores iban de listillos, pretendían desafiar al público, y no han sabido que desafío mostrarle. Porque el público no puede hacer otra cosa que mandar al cuerno una producción de estas características que le insulta abiertamente y sin ningún tipo de pudor, mediante un ejercicio de… “quiero decir algo, no sé el qué, pero a que tu tampoco lo sabes”.
Y es que si los directores no sabían que querían mostrar… ¿para qué hacen la película?, ¿para que el espectador se la invente?, no señor, así no funcionan las cosas, y las reacciones durante el festival de Sitges las comparto plenamente. Amer es ese tipo de película que deberían haberse ahorrado no solo en mostrar, sino también en hacer, el público lo hubiera agradecido considerablemente. No tenemos porqué soportar este tipo de imbecilidades que catalizan la estupidez de dos autores plenamente pretenciosos y llenos de la nada mas absoluta.
Por último, he de decir que he leído críticas en la red que la califican de maravillosa, bien, opiniones hay muchas y variadas, no seré yo quien las critique, pero deberíamos no ser tan condescendientes con determinado cine sesudo, porque sino… hasta los residuos físicos que expulsamos puede ser considerado arte. La analogía escatológica en este caso es perfectamente válida.
Es imperativo reseñar esto porque demuestra a las claras lo que es Amer. Sin embargo sería muy fácil para servidor, limitarme a enumerar las gracietas que se hicieron durante los 90 minutos para acabar concluyendo que la película es una aberración sin sentido.
¿Qué sucede?, que prefiero analizarla desde la distancia, sin caer en el fanatismo fácil que me llevaría a calificar esto, como un excremento parido por parte de dos individuos con ínfulas de pretenciosidad vacía.
Es una lástima el devenir de la historia, porque si todo se hubiera quedado en un cortometraje de 30 minutos que abarcasen precisamente los 30 primeros minutos, estaríamos hablando de una obra tan arrebatadora como fascinante, que embarga como pocas obras pueden hacerlo y que se clavan en la memoria. Sin embargo tras 30 minutos de puro delirio existencialista que habla de la muerte con una enorme belleza, la película cae en… en un hediondo pozo de sinsentidos cuyo fin último no queda del todo claro. Una lástima.
A uno le gustaría tener a los directores cara a cara para preguntarles… ¿Qué es esta broma de mal gusto?, sin embargo no hubo posibilidad, y debemos conformarnos en intentar analizar el contenido de esta obra que desafía al espectador y le reta a ser más tonto de lo que es.
Indagando en las profundidades de ese maremágnum de caos anarquista y elitista, descubrimos que quizás la película sea una parábola acerca de la relación entre Eros y Thanatos, al presentar durante su primer tramo, la muerte de un ser querido por la protagonista que enlaza directamente con el descubrimiento de su sexualidad en su etapa adolescente, y que es mostrado mediante estratagemas visuales poco definidas, que uno podría interpretar como orgasmos púberes de una chica que siente la necesidad imperiosa de hacer el amor, casi ninfomaníaca podríamos decir.
El problema es que al no estar bien definida esa barrera, y al ser una interpretación tan libre, no queda clara esa supuesta intencionalidad, y es que para relacionar amor y muerte, no hacen falta pajas mentales lynchianas, más propias de Eraserhead, película tan fascinante como incomprensible, teniendo ahí ejemplos tan brillantes como las enfermizas Nekromantik de Jörg Buttgereit , Aftermath de Nacho Cerdá, o la majestuosa y brillante The Fountain de Darren Aronofsky, donde ejemplifican sin ningún atisbo de duda, como demostrar que efectivamente, sexo y muerte van de la mano en la vida, incorporando elementos reflexivos, dando argumentos para pensar al espectador pero sin convertir el tema en una ensalada podrida y agria que no hay quien digiera.
Porque salta a la vista, que una película compleja, no tiene porque ser pedante, ni tratar al espectador como un retrasado, existen muchos ejemplos, las citadas anteriormente, Mr. Nobody (de la que os ofreceremos la crítica en próximos días), Primer… Y es que ahí falla Amer, en no saber dibujar correctamente lo que sea que quisieran perfilar. Con lo cual nos encontramos con una película que comienza estupendamente en el minuto 1, y que exaspera a medida que avanza, hasta alcanzar el tedio y la sensación de que nos están tomando el pelo, para alcanzar el minuto 90 y llegar a la conclusión de que los directores iban de listillos, pretendían desafiar al público, y no han sabido que desafío mostrarle. Porque el público no puede hacer otra cosa que mandar al cuerno una producción de estas características que le insulta abiertamente y sin ningún tipo de pudor, mediante un ejercicio de… “quiero decir algo, no sé el qué, pero a que tu tampoco lo sabes”.
Y es que si los directores no sabían que querían mostrar… ¿para qué hacen la película?, ¿para que el espectador se la invente?, no señor, así no funcionan las cosas, y las reacciones durante el festival de Sitges las comparto plenamente. Amer es ese tipo de película que deberían haberse ahorrado no solo en mostrar, sino también en hacer, el público lo hubiera agradecido considerablemente. No tenemos porqué soportar este tipo de imbecilidades que catalizan la estupidez de dos autores plenamente pretenciosos y llenos de la nada mas absoluta.
Por último, he de decir que he leído críticas en la red que la califican de maravillosa, bien, opiniones hay muchas y variadas, no seré yo quien las critique, pero deberíamos no ser tan condescendientes con determinado cine sesudo, porque sino… hasta los residuos físicos que expulsamos puede ser considerado arte. La analogía escatológica en este caso es perfectamente válida.
Javier Moreno
0 comentarios:
Publicar un comentario