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27 de septiembre de 2009

Crítica: Los Sustitutos La vida...pero mejor

FICHA TÉCNICA

T. ORIGINAL: Surrogates
AÑO: 2009

NACIONALIDAD: EEUU
DIRECTOR: Jonathan Mostow
GUIÓN: Michael Ferris, John D. Brancato (Novela gráfica: Robert Venditti)
MUSICA: Richard Marvin
REPARTO: Bruce Willis, Radha Mitchell, Rosamund Pike, Ving Rhames, Michael Cudlitz, Helena Mattsson, Valerie Azlynn, Boris Kodjoe, Jack Noseworthy
PRODUCTORA: Touchstone Pictures / Mandeville Films / Road Rebel
GENERO: Ciencia-Ficción. Acción. Intriga
WEB OFICIAL: chooseyoursurrogate.com/



ARGUMENTO



2054. Los humanos viven aislados en interacción con robots que les sutituyen en el quehacer cotidiano de sus vidas. Dos agentes del FBI (Willis y Radha Mitchell) son asignados para investigar el misterioso asesinato de un estudiante universitario relacionado con el hombre que participó en la creación del fenómeno high-tech de los Sustitutos, versiones perfectas de los humanos -en buena forma, guapos, y controlados por control remoto-, que acaban asumiendo sus roles vitales, de modo que la gente puede experimentar la vida a través de otro cómodamente sentados en el sofá de su casa. El asesinato pone de manifiesto una cuestión: en un mundo de máscaras ¿quién es real y en quién se puede confiar?



TRAILER





CRÍTICA


“Al igual que hoy dependemos del móvil o del coche para nuestras tareas diarias, en 15 años existirá una brutal hibridación del ser humano con los robots” (...) “Serán capaces de ver, actuar, hablar, dominar el lenguaje natural y ser inteligentes y para entonces nuestra relación con ellos será más constante y más cercana”(...) En 2020 se prevé que el 40% de los ejércitos estén automatizados con soldados-robot “como actualmente lo está una fábrica de automóviles, lo cual significará menos muertes humanas en los conflictos bélicos”(...) “El robot puede ser un compañero más eficaz y mejor persona que las que tenemos en nuestro entorno inmediato: al igual que hoy se ven a dueños hablando a sus perritos dentro de poco hablaremos a los robots” (...) “Al utilizar al otro como un objeto, podemos considerar al robot sexual como un futuro sustituto de la prostitución o de la pornografía”.

Las anteriores declaraciones distan de ser argumento de película alguna, sino que forman parte del estudio sobre el impacto social de la robótica en las próximas décadas realizado por el Instituto de Prospectiva Tecnológica, encabezado por el profesor de Sociología de la UNED Antonio López Peláez coautor del mismo.

Y es que en estos Sustitutos muchos de aquellos aspectos que el mencionado estudio enumeraba están presentes, no hasta sus últimas implicaciones, eso es cierto, sino que someramente apuntados por un Jonathan Mostow fundamentalmente preocupado por mostrar a Willis pegando saltos imposibles y atentando contra cualquier estructura arquitectónica susceptible de ser demolida.




Cierto es que al salir de la sala la sensación es dual: por un lado estamos ante un argumento de ciencia-ficción con grandes dosis de acción y una aceptable trama de intriga que conoce su correcto desenlace al final del mismo; por otro con el regusto de algo ya visto y algo manoseado, la promesa de la película que podría haber llegado a ser. Porque precisamente lo que no desarrolla Mostow es lo más agradecido del film, lo que en manos de otro realizador (Spielberg utilizó material paralelo para construir su Inteligencia Artificial) podría haber sido aprovechado de manera más reflexiva y profunda, pero claro, no intentemos meter en aquellos jardines al artífice de Breakdown (1997) o la entrega más irregular de la saga Terminator (2003).


Tras un prólogo construido en base a citas documentales sobre la creación, implantación y ascenso de las máquinas denominadas Sustitutos (que no son otra cosa que alter egos mecánicos de sus tripulantes humanos quienes, tranquilamente descansados en la comodidad de sus hogares manejan a su antojo), pronto la trama de intriga hace su aparición: alguien puede atentar contra el estado de bienestar implantado por la corporación VSI (VIRTUAL SELF Inc., o lo que viene a ser lo mismo, VIRTUALÍZATE, S.A.), y por ende destruir su lucrativo imperio. Y precisamente es en esa trama secundaria donde la reflexión pierde fuerza ante el espectáculo pirotécnico del director que recuerdan (y mucho) a títulos como la también desaprovechada Yo Robot (Alex Proyas, 2004) o la mencionada Terminator 3, con pseudoterminatrix incluída.


Y es mucho lo sugerido y poco lo explotado. ¿Quién de nosotros no ha pensado alguna vez:" uf, lunes, ojalá fuese alguien por mí a trabajar"? ó el "hoy he quedado por compromiso, pero tengo menos ganas que ninguna de ir"... Los Sustitutos se plantean como la panacea a la hora de evitarse compromisos, alternativa al teletrabajo, por no decir solución a todo tipo de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados. ¿No quieres saludar a tu vecino en la escalera? Tranquilo, tienes quien lo hará por tí, dejemos los dilemas morales a un lado. ¿Conflictos armados? Una nación poderosa y económicamente solvente puede mandar a sus tropas androides a acabar con el pobre enemigo humano...



Las actualizaciones vistas en Surrogates, un guiño irónico a las clínicas de cirugía estética


Ya lo aseveró Plauto en su Asintaria y posteriormente popularizó Thomas Hobbes en el siglo XVIII, "Homo Homini Lupus" (El Hombre es un Lobo para el Hombre), cuestión que se deja entrever en destellos a lo largo del metraje. No es sino el propio egoísmo narcisista del ser humano el que le conduce a su propia destrucción, la confusión del término "bienestar" con el concepto "hedonismo". Y es que en la sociedad en la que nos ha tocado y tocará vivir, fenómenos tan propagados como las comunidades virtuales (Second Life) o juegos sociales (Los Sims, RPGMorphs y similares), parecen evocaciones de lo que se nos presenta en pantalla, algo parecido a lo que la deficitaria Gamer (2009) planteaba, una sociedad hastiada, deshumanizada, que virtualizaba sus más bajos deseos aún poniendo en riesgo la integridad de sus igual en busqueda de la satisfacción de sus placeres más lúdicos y carnales. Y la alienación llega hasta el extremo de no desear vivir su existencia corpórea sino su virtualidad, plástico y engranajes, "la vida... pero mejor" como reza el lema de la mesiánica corporación.


Esos aspectos se encuentran y relatan de manera muy tangencial en este trabajo de un Willis entrado en años que debería plantearse otros papeles distintos al registro al que nos tiene habituados. Y es que en el despertar de su Tom Greer a la humanización se encuentra lo mejor de un papel que deriva paulatinamente al conocido John McClane (Bruce se debe a su público, no ha de decepcionar), y Mostow, conocedor de aquello no desaprovecha ninguna de sus dotes innatas de camorrista y "hostiador" nato. Pero es en su drama personal de pareja donde no se cargan las tintas en ningún momento, errando por completo el planteamiento en lo que podría haber dado a la historia una redondez que finalmente no se logra, claro que es evidente que tampoco se pretende en ningún momento.


"Dios ha muerto, viva el superhombre" sentenció Nietszche en su Así Habló Zaratustra. La naturaleza humana es, pues, ansia de poder, ansia de plenitud. Algo que la sociedad del relato cree haber alcanzado, craso error denunciado por la facción rebelde de la historia, encabezada por el enorme Ving Rhames, profeta pro-vida, defensor de la integridad del ser en contraposición de su alienación robótica. El dilema que los replicantes de Blade Runner se planteaban, la vida sin limitaciones, aquí se transfigura en la vida, sí, pero con limitaciones autoimpuestas como respuesta a una longevidad segura y aséptica... Y nos asalta la misma pregunta que a su protagonista: ¿realmente quién quiere vivir así?



Una buena tarde de acción disfrazada de ficción sociológica es lo que finalmente nos ofrece un película correcta pero muy desaprovechada, claro que superior a la media de productos de igual género que se dan cita actualmente en nuestras carteleras (Distrito 9 aparte). No dejéis de salir y disfrutarla en pantalla grande, provisto de vuestro refresco favorito y de vuestra dosis palomitera habitual. Hacedlo, que no os lo cuenten, o correréis el peligro de ser sustituidos...




Un apunte extra: llegad pronto a la sala y podréis disfrutar en exclusiva, ya que su director llegó a un acuerdo de distribución con la Disney, de la exhibición estupendo cortometraje Cíclope, dirigido por el mexicano Carlos Morett.


Pedro García

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