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14 de septiembre de 2009

Crítica: Gamer

FICHA TÉCNICA
T. ORIGINAL: Gamer (Citizen Gamer)
AÑO: 2009
NACIONALIDAD: EEUU
DIRECTOR: Mark Neveldine, Brian Taylor
GUIÓN: Mark Neveldine, Brian Taylor
MUSICA:Robb Williamson, Geoff Zanelli
REPARTO: Gerard Butler, Zoe Bell, Milo Ventimiglia, Michael C. Hall, Alison Lohman, John Leguizamo, Amber Valletta, Aaron Yo, Logan Lerman, Kyra Sedgwick, Terry Crews, Johnny Whitworth
PRODUCTORA: Lions Gate Films
GENERO: Accion

WEB OFICIAL: http://gamermovie.com/




ARGUMENTO

En un futuro, en un juego denominado Slayers, uno de los participantes puede controlar a millones de seres humanos a través del sistema multijugador. En el "Slayer" juego y espectáculo están envueltos en un híbrido aterrador. Humanos controlados por humanos a gran escala, juegos en red donde personas representan a personas para siempre. La Tecnología del control mental se ha extendido, y el corazón de ese controvertido e hiperviolento juego es su creador, el multimillonario Ken Castle (Michael C. Hall). Su última creación es un juego de disparo en primera persona, que permite proyectar las fantasías más salvajes de cada uno ante un público global, utilizando prisioneros reales como avatares que luchan contra la muerte. Pero Kable (Gerard Butler), un poderoso guerrero controlado por el joven Simon, intentará liberarse a sí mismo y al resto de jugadores del mundo...

TRAILER




CRITICA

Cuando uno lee en los títulos de crédito que la película ha sido dirigida por los mismos que abortaron Crank (película cuyas sensaciones tras verla son las mismas que golpearse 100 veces la cabeza contra la pared), empieza a sufrir espasmos y convulsiones que inevitablemente le remiten al departamento de salud mental para iniciar una terapia extrema que le ayude a afrontar la película. ¿Por qué?. Porque tras sufrir aquel engendro paroxístico deudor del peor cine de Michael Bay uno se echa a t emblar ante lo que puede pasar por sus ojos, aunque oh sorpresa, no es tan terrible como uno esperaba.

Cuidado, no estoy diciendo que Gamer sea una buena película, dios me libre de tener que decirlo, pero si la comparamos con la susodicha interpretada por Jason Statham, desde luego nos encontramos, como dice Gerard Butler en una entrevista con “una obra de arte y ensayo hecha hasta arriba de cocaína”. Lo de obra de arte y ensayo debe ser tomado con pinzas, porque si esto se parece en algo a una obra de Truffaut, que venga Goddard y me vuele la cabeza con una magnum .44.


La premisa es interesante, parte de una idea prometedora, personas controladas por otras personas en juegos al estilo Sims o Gears of War (este último con presos condenados a muerte). Una idea que podría dar más de sí si el público al que está enfocado la película no fuera el adolescente medio enganchado a los videojuegos y que o bien escucha a Eminem o bien tiene en su ipod de 16GB a Slipknot y subproductos heavies similares.

Y tomando como base el público objetivo al que va dirigido, pues la película es lo que es, una ensalada de tiros sin orden y concierto, sin sentido de la profundidad de campo ni la composición en pantalla, con un montaje acelerado, acorde con las nuevas modas impuestas por la generación MTV donde el espectador no sabe dónde situar la vista por la excesiva puesta de elementos en pantalla y donde el montaje anárquico y sin sentido puebla cada segundo del metraje.

Así las cosas uno no puede esperar que se profundice en un concepto que podría hablar sobre los límites de la libertad, sobre la sociedad esclavizada por el consumismo o sobre la decadencia moral en la que se ha sumido la democracia del siglo XXI. Y aunque pase de puntillas por esos temas, lo hace en plan “guay”, todo para quedar bien de cara a la crítica especializada y para intentar hacernos vender una especie de Matrix, cosa que no logra, porque Matrix sí sabía aunar con efectividad espectáculo con reflexión, básicamente porque el guión era sensacional. Y porque a los hermanos Watchowski les interesaba entrar en ello, algo que a Neveldine y Taylor, directores del filme, parece importarles bien poco y las pocas pinceladas que ofrecen a ese respecto lo hacen por casualidad, con escenas de relleno que carecen de relevancia en la resolución final del filme, una resolución final previsible (recordad, la dirigen los mismos que los de Crank) y absolutamente intrascendente.

Para colmo de males, los actores están muy mal aprovechados, al margen de Gerard Butler, héroe de acción de los clásicos, John Leguizamo o Allison Lohman, ambos buenos intérpretes están tan desaprovechados que da lástima verlos en el reparto, igual que Michael C. Hall, que intenta interpretar al malo de la película pero que no puede hacer nada con su personaje porque simplemente su personaje responde al arquetipo de malvado capitalista en el que no se profundiza ni su moralidad ni su amoralidad.



Pero como he dicho, estamos ante una película de los creadores de Crank, y no se puede esperar algo que no vaya más allá de cuerpos explotando, sangre y balas.

Personalmente me hubiera gustado ver esta película en manos de Darren Aronofsky, estoy convencido de que el resultado final hubiera sido completamente diferente.

Y para finalizar una última reflexión, ¿es este el tipo de cine de acción que nos espera en los próximos años?, porque sinceramente, si esta va a ser la dinámica, yo me bajo del tren. ¡Stallone sálvanos con The Expendables!. Recomendada solo para el público al que va dirigida.

Javier Moreno

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